malascostumbres

Contar sobre mis malas costumbres: cine, literatura, arte, gastronomía, viajes, diferencias culturales, el idioma español en otros países.

viernes, abril 15, 2005

Sudar es un placer (I)

Las Girlys
Aún recuerdo con cierto desasosiego cuando con un dolor en la espalda que me impedía hasta respirar, el médico me preguntó si tendría los recursos necesarios para inscribirme en un gimnasio. “Tiene que entrenar la espalda”, me dijo y desde ese mometo mi vida ya no fue la misma. A partir de ese día viviría pensando en el desarrollo de unos músculos que solamente veo cuando me meto en los probadores de las tiendas y que siento son el tacto. Y menos mal que no se le ocurrió al galeno decir algo así como : “es más, a su edad…”, de ese pensamiento se encargó, sin embargo, mi despreciable “otro yo” que siempre está allí para recordarme que ya los veinte pasaron a mejor vida.
Desde hace dos años pertenezco a ese grupo que el mercadeo denomina « joven profesional, soltero tal vez con pareja, sin hijos, con cierto poder adquisitivo…” , y es que en esto último se incluye desde mi decisión de comprar tal yogur hasta el hecho de pagar una cuota anual para el gimnasio, a esa categoría se le podría agregar otras cosas como: “regularmente va de bares y restaurantes, viaja con cierta frecuencia y últimamente muestra atención hacia productos que prometen librar de la celulitis, arrugas e impedir la caída del cabello”.
Consciente o no de todo esto, empecé a observar la fauna y flora asistente y existente desde el cómodo sillín de una de las 20 bicicletas fijas apostadas en mi centro voluntario de torturas. Como muchos se podrán imaginar, la gente varía dependiendo de la hora del día: por la mañana van las amas de casa sin niños o con hijos grandes, jubilados, desempleados y secretarias de medio tiempo. Por la tarde, van básicamente amas de casa con hijos y gente en rehabilitación, pero a eso de las 5:30 pm es cuando el paisaje se va poniendo más interesante: es la hora de las “girlys”, los sacamúsculos con patas de pollo, las tipas “míramequeestoybuena”, los viejos verdes, las chicas de mirada desesperada, gays cuya perfección da cochina envidia y la de los fanáticos incondicionales del fitness way of life.
A veces siento unas ganas incontrolables de preguntarle a la gente por qué está allí, emulando tal vez a esas películas donde meten preso al protagonista y en la celda se le acerca un negrote o un latinote para hacerle una pregunta similar. Me he contenido, lo confieso, y por eso solamente me he limitado a obsevar y a escuchar. Quizá de todas las especies que he mencionado las girlys son las que más me llaman la atención. Entre 17 y 24 años son chicas que parecen un catálogo de moda viviente, y no me refiero solamente a las marcas sino al estilo y color de la temporada : he visto hemorragias de verde con amarillo, rosado y rojo con negro. Las girlys tiene las uñas perfectas y algunas llevan diseños increíbles en escasísimos centímetros ; casi todas son rubias y de esa coleta que recuerda a la Barbie, no se mueve ni un pelito ni siquiera en la hora más inclemente de step aerobic. Ni hablar del maquillaje ! tras una naturalidad engañosa se esconden los elementos de cualquier complejo make up sin olvidar los largos minutos empleados en lograr tal perfección. Las girlys miran sin mirar, sonríen sin sonreir, caminan como si levitaran, para ellas no existen ni la prisa ni la consideración : muchas de las largas convesaciones entre sus iguales se dan en aparatos vecinos y eso en las horas pico…
Y cuando se escucha una musiquita con el hit del momento, desenfunda una girl su diminuto teléfono e inicia una charla tan nimia como la que ha tenido con su homóloga. Las girlys normalmente tienen una buena figura y es cuando te preguntas qué cuernos hacen en un gimnasio, pero cuando le sigues la trayectoria – desde que llegan hasta que se van- te das cuenta que lo que han hecho es como una visita de médico, un reconocimiento del terreno para luego meterse en un BMW descapotable.
Viendo esto echo una vista a mi años mozos y me pregunto “es que me perdí de algo?”